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  • akashaser

VOLVER AL AMOR

La rutina, los problemas económicos, la desconfianza, la falta de comunicación y hasta la indiferencia, son algunas de las razones que las personas presentan para justificar porqué se acabó el amor. Sin embargo, queda la pregunta ¿y por qué pasan esas cosas?


Lo primero que hay que revisar es ¿cómo era uno en el momento del enamoramiento? ¿por qué me gustaba esa otra persona? ¿qué tenía ella que, a pesar de todas las cosas que dijeran amigos y/o familiares, a uno le parecía la mejor persona del mundo? ¿qué había de especial? Quizá la respuesta es más sencilla de lo que parece: el enamoramiento ocurre en el quiebre del mundo racional, el amor es No-Razón. Cuando nos enamoramos abrimos un portal a una de las dimensiones de la No-Razón donde no existe pasado ni futuro, solo presente puro y el alma entra en estado de arrobamiento.


En esta dimensión, donde ocurre el amor, no hay preocupaciones económicas, ni formulas, ni modelos. Allí simplemente cada quien Es lo que Es y se encuentra con el otro en lo que él o ella Es. La pureza y la creatividad absoluta son las características de esta dimensión; por eso la risa es casi permanente, aflora la creatividad, el juego y las ilusiones. En ese estado, de enamoramiento, encontrarse con el otro siempre es un escape del mundo racional. El “noviazgo” transcurre entre ires y venires de un mundo a otro, pasando portales, escapando y volviendo siempre más felices y optimistas, esperando el momento de volver allí.


Sin embargo, casi siempre ocurre justamente lo contrario, poco a poco nos vamos trayendo el mundo de allá al de acá. Con los años de convivencia, poco a poco vamos cerrando el portal que conduce a la dimensión de la No-Razón y nos vamos sumiendo en la cotidianidad. El mundo de la razón es un mundo tenso, atrapado entre las cargas del pasado y las preocupaciones por el futuro. Ya no hay puerta de escape, los dos están aquí, atrapados, angustiados, pre-ocupados. Se acaban las risas y surge el llanto de dolor; se cambian los juegos por el trabajo y la infinitud queda atrapada en un reloj.


Entonces, ¿es posible volver a ese momento donde el encuentro con el ser amado abría el portal a mundos lúdicos gobernados por todo tipo de formas de pensar distintas a la razón? ¿qué hacer para que ese mundo del amor posible no sucumba en los avatares de la cotidianidad?

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