En todas las culturas de todos los tiempos, los seres humanos hemos creado ritos, algunos solemnes y otros festivos. Podría decirse que los ritos son parte de la naturaleza humana, es decir que el rito nos ayuda a consolidarnos como seres humanos. Recordemos aquella charla de El Principito con el Zorro:
“Al día siguiente volvió el principito.
–Hubiese sido mejor venir a la misma hora, dijo el zorro. Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, comenzaré a ser feliz desde las tres. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré.
A las cuatro me sentiré agitado e inquieto; ¡descubriré el precio de la felicidad! Pero si vienes a cualquier hora, nunca sabré a qué hora preparar mi corazón... Los ritos son necesarios.
–¿Qué es un rito? dijo el principito.
–Es también algo demasiado olvidado –dijo el zorro–. Es lo que hace que un día sea diferente de los otros días; una hora, de las otras horas. Entre mis cazadores, por ejemplo, hay un rito, el jueves bailan con las muchachas del pueblo. El jueves es, pues, un día maravilloso. Voy a pasearme hasta la viña. Si los cazadores bailaran no importa cuándo, todos los días se parecerían y yo no tendría vacaciones”El rito tiene sus tiempos y sus formas, también una intención y un propósito. Comunica algo y ese algo es lo que le otorga sentido. Es decir, el rito no es un acto cerrado sino una acción comunicativa.
En occidente mantenemos ritos milenarios por la tradición judeo-cristiana como, por ejemplo, el rito del bautizo. Cuando el sacerdote vierte el agua sobre la cabeza del niño y dice: “Te bautizo en el nombre del padre, del hijo, …” se produce el bautizo, pero si no dijese nada, si no hubiese un canal de comunicación entre lo que hace y su propósito o intención, que en este caso es incluir al niño como un miembro más de la iglesia, verter agua sobre la cabeza del niño no tendría ningún significado.
El ámbito más propicio para la generación y realización de ritos es el espiritual; aquí se utiliza para abrir canales de comunicación con lo que, para cada quién, represente su alma o la divinidad con la que desea encontrar la felicidad, la armonía o la prosperidad. En este sentido el rito no es un conjunto de prácticas que por sí solas producirán un efecto inmediato o cambio repentino sobre la realidad, eso sería magia.