Nos hacemos en la mirada del otro y somos por su palabra. La palabra es creadora, modela, pero también destruye, porque la palabra es el vehÃculo del pensamiento y la materialización de la intención que subyace en la conciencia.
Yo Soy en el otro y con el otro, como me ven y como me nombran hasta que puedo, yo mismo, ver y nombrar a otros, tejiendo una compleja maraña de miradas y palabras que constituyen el mundo en el que nos desenvolvemos. Vamos por la vida, la mayorÃa de veces, no conscientes de esa capacidad de crear un mundo a nuestra imagen y semejanza gracias al poder de la palabra.
Cuando hablamos del otro, hablamos de nosotros mismos. Cuando señalamos sus defectos en realidad exteriorizamos lo que no nos gusta de nosotros mismos y nuestros miedos; y cuando resaltamos sus virtudes es porque vemos un reflejo de algo que tenemos y valoramos o algún potencial que aún no hemos desarrollado.
Hemos construido un mundo a nuestra Imagen y Semejanza. Aquellos que nos moldearon en la tierna infancia, hoy son moldeados por nuestra capacidad recreativa. Somos y hacemos; construimos y deconstruimos constantemente las representaciones del mundo en una espiral infinita de miradas y palabras que hacemos perdurables en las cosas que construimos para satisfacer necesidades o a través de las instituciones que creamos para regular nuestras acciones.
La palabra tiene la palabra…
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